El debate sobre la privacidad ha adquirido gran importancia en el contexto actual. El nivel de exposición y la intromisión en la vida privada ha adquirido una dimensión inimaginable algunas décadas atrás.
Lo curioso es que en realidad, el objetivo de acumular información sobre usuarios y organizaciones tienen por objetivo dar un mejor servicio o incluso proteger a sus propios usuario. El efecto no deseado que esta acumulación de información puede transformarse en una forma de vigilar la conducta del ciudadano. Es cierto que la vida en sociedad supone renunciar a algunas libertades individuales, por el bien de la comunidad... pero el punto es que no siempre parece ser el bien de la comunidad el fin de esta acumulación de datos.
¿Y cómo obtienen este tipo de información personal?
Muchas veces, a través de situaciones como sacar un documento o contestar una encuesta. En estos casos, somos conscientes de que estamos entregando información, en tanto forma parte de nuestra vida en la sociedad. Pero otras, esta información es obtenida de modo indirecto a través de la compra con tarjetas de crédito, los registros de los supermercados o los movimientos en internet, entre otros ejemplos.
Los programas denominados spyware, permiten rastrear el comportamiento del usuario en la red sin su consentimiento, para luego enviar toda esta información a una gran base de datos. Este tipo de herramientas, recuerda sin dudas a las más oscuras pesadillas orwellianas, y la figura del omnisciente Gran Hermano.
El comercial, sin duda, enfatiza el optimismo tecnológico. ¿Pero no es esta acaso una mirada un poco ingenua?
He aquí algunos ejemplos de lo que es posible actualmente en materia de vigilancia de las comunicaciones:
Control de llamadas telefónicas
El conflicto de Google con el gobierno de los EEUU
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